Efemérides del TERROR

(Aunque este post lo escribí hace casi una semana y los hechos ocurrieron hace más de dos, tenía que esperar hasta el día de hoy para publicarlo, porque que el contenido me lo exigía, si quería conjugar adecuadamente la experiencia personal con la referencia historica)

Andando de viaje me he encontrado con gente que te hace un buen ofrecimiento a cambio de que le des un pequeño aventón. Por ejemplo: “Si me llevas, te lleno el tanque”, “precisamente para allá voy. Dame raite, y yo te guío”. El resultado es siempre de malas experiencias.

En estas vacaciones, decidí ir a San Carlos con varios amigos a la casa que la familia que uno de ellos tiene allá.

El caso es que hace dos semanas, andando 2 amigos y yo en un Nissan Maxima 2004, se nos ocurrió ir a dar la vuelta a Guaymas, a ver que veíamos.

Así pues, se nos antojaron unos Hot-Dogs para variarle a la mariscada, y localizamos un carrito cerca de la plaza de los tres presidentes.

Mientras comíamos, el Hotdoquero, nos dijo “que buen carro traen, ha de ser carito”, por supuesto que el hijo del dueño del carro adopto actitud de “Joe Millionaire”, como si fuera dueño de la compañía Nissan, pero unos zopapos le bajaron los humos.

Después de un rato el hotdoquero nos preguntó que si a donde nos dirigíamos después de cenar, y nos dijo que no nos iba a cobrar lo que habíamos consumido, cantidad que para ese momento era de mas de $100 pesos, con la condición de que le diéramos raite a su casa para traer su Pick Up, que estaba a unas pocas cuadras de distancia por el mismo camino, para poder llevarse jalando su carrito de Hot-Dogs. Incluso, al vernos sorprendidos por la proposición, nos dio tiempo para pensarlo mientras terminábamos de cenar, diciéndonos: “pónganse de acuerdo y cuando terminen de comer me dicen que ondas”

La oferta sonaba muy buena: Cena gratis, a cambio de cargar con el Hotdoquero unas pocas cuadras por el mismo camino por donde ya íbamos a transitar de todas maneras.

Sin embargo, se nos hizo extraño que no se hubiera traído jalando su carrito hotdoquero desde el principio. Pero puede haber varias justificaciones para eso, como que se lo presto a alguien o algo por el estilo, no hay necesidad de ser tan mal pensados.

Nuevamente, sin embargo, se nos volvió a hacer extraño el asunto, por que si el se iba con nosotros ¿Quién se quedaría a cuidar el carrito hotdoquero? Ni modo que uno de nosotros, porque nada mas lo íbamos a dejar de paso y a continuar nuestro camino. Pero, nuevamente, podía haber justificación en eso ya que, siendo su lugar de trabajo y por lo tanto sus dominios, puede ser que se sentía confiado de que los malandros locales no harían daño al transporte de sus calientes chuchos, y que los comerciantes de los alrededores le echarían buen ojo a su armatoste mientras el no estaba. Así que, nuevamente, no había necesidad de ser tan mal pensados.

Pero… (Apareció el injustificable “pero”) ¿Por qué nos iba a perdonar casi $150 lanas por llevarlo a un lugar que estaba como a 5 o 6 cuadras (según nos dijo)? ¿Qué no era mejor tomar un Taxi de los muchos que pasaban por ahí en esos momentos y pagar unos $50 pesos y quedarse con casi $100? ¿Qué no era mejor irse a pata y quedarse con la lana completa?

Pues bien, para resolver el asunto acudí a mis conocimientos históricos…….
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Efemérides para el 17 de julio
Un día como hoy pero del 2002, atrapan en Hermosillo, Sonora a “El Taquero Asesino” o “El Taquero Mata-Siete”, Jesús Misael Encinas Espinoza, quien mataba a sus victimas para robarles el carro, después de pedirles raite a cambio de no cobrarles los tacos que se habían echado. Así mató a siete el ingrato.

HE AQUÍ LA MACABRA HISTORIA

Este es el Taquero Mata-Siete

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Y digo yo, si Hermosillo tuvo su “Taquero Asesino”, ¿Qué le cuesta a Guaymas tener su propio Hotdoquero criminal?

Total que después de pensarlo y discutirlo, echamos a andar el plan para que nos saliera gratis la cena, de tal manera que decidimos decirle que le íbamos a dar raite, y nos subimos al carro y cuando se agacho para agarrar una bolsa que tenia abajo del carrito, le aceleramos y lo dejamos ahí, sin pagarle y sin darle raite.

En realidad planeamos hacerle algo más culero, como agarrarlo entre los tres y golpearlo y entregarlo a la policía. Pero luego las vueltas y los mitotes, la desvelada de oquis, entre que se comprueba y no, mejor nomás nos fuimos y lo dejamos papaloteando, pa’ que a la otra la piense dos veces antes de hacer proposiciones indecorosas.

Pensé en regresar y tomarle una foto para que tuvieran cuidado si lo veían, pero como a lo mejor es un simple don hotdoquero, mejor me reservo el derecho por si desaparece algún turista en Guaymas.

La moraleja es, queridos lectores, que si les piden raite digan NO, y cuéntenselo a quien mas confianza le tengan.